Este marzo se celebra en el mundo la Semana de Sensibilización sobre el consumo de sal, una campaña que busca alertar sobre el consumo excesivo de sal (sodio) en toda la población, su impacto en la salud, y brindar herramientas para disminuir su presencia en la alimentación.
Para
esta Semana la propuesta es ¡MENOS SAL,
MAS SABOR!, compartir experiencias, consejos, descubrir la sal
escondida en algunos productos y aplicar a las recetas que conocemos y con las
que crecimos.
Estos
tiempos de pandemia han modificado rutinas y formas de vivir en muchos
aspectos. Por ejemplo, se han reducido las salidas a comer, comidas en el lugar
de trabajo o estudio y reuniones sociales, pasando más tiempo en casa.
Se
ha documentado que se cocina más en casa, se han probado y creado recetas involucrando
a más personas del hogar en la preparación de alimentos. Esta es una
oportunidad fantástica para descubrir el gusto por la cocina, aprender
habilidades, compartirlas y disfrutar los resultados. Nuestra apuesta es que
estas recetas sean aliados del bienestar, el peso saludable y el sabor.
Sabroso…,
¡no es salado!
La Guía alimentaria para la población (MSP. 2016) recomienda disminuir la sal para cocinar: pequeñas cantidades son suficientes para realzar el sabor.
Todos queremos comer rico, y para
muchas personas parecería que solo con abundante sal se puede lograr. En
esta Semana la propuesta es dar ese sabor a las comidas con otras estrategias,
porque ¡salado no es sinónimo de sabroso!
La
sal debe ser un realzador y permitir destacar el juego de los sabores propios
de los alimentos, los productos y formas de preparación de cada comida. Daremos
sabor con los ingredientes, la calidad de los productos y las técnicas que se
elijan al cocinar.
Está
comprobado que es posible reducir la sal sin que el paladar se dé cuenta, con
un resultado gratificante y saludable para todos.
¿Por qué proponemos comer con menos sal y más sabor?
En
Uruguay la hipertensión arterial afecta a casi el 40% de la población adulta. A
esto se suma el hecho de que casi 6 de cada 10 personas hipertensas desconocen
su situación y no están en tratamiento. También los niños tienen cifras de
presión más elevadas que lo esperado, sin tener síntomas, y asociado al
sedentarismo, alimentación no saludable y el sobrepeso y obesidad.
La
presión elevada le da más trabajo al corazón y afecta los riñones, y es la
responsable de enfermedades cardiovasculares y Accidente Cerebrovascular.
Las
personas hipertensas, son uno de los grupos de mayor riesgo para presentar
mayores complicaciones por COVID-19.
La
hipertensión arterial se puede prevenir, postergar y controlar reduciendo el
consumo de sal (sodio) desde la niñez, manteniendo una dieta saludable y un
peso corporal adecuado, evitando el consumo de alcohol y tabaco, manteniéndose
físicamente activo y siguiendo el tratamiento que el médico indique. Reducir la
cantidad de sodio de las comidas salva vidas y es una de las medidas más costo-eficaces
para la salud pública.
La
recomendación es no pasar de los 5g. de sal al día, esto equivale a 1 cta.
tamaño té, que en sodio son 2000 mg, aun para personas sanas. Este límite de 5
g. debe considerar tanto la sal que agregamos del salero como la que tienen los
productos como el pan, fiambres, quesos, embutidos, snacks, caldo en cubos,
salsas y hasta las galletitas dulces. Se estima que la mitad de la sal que
incluimos en la dieta proviene de productos y comidas envasadas o elaborados
fuera del hogar, por esto la importancia del
etiquetado frontal que brinda información sobre el sodio al momento de
la compra.
En
nuestro país, se estima que las personas consumen, en promedio, el doble de
sodio de lo recomendado.
Se
calcula que el exceso en el consumo de sodio es responsable de cerca de 3
millones de muertes al año en todo el mundo, que podrían ser prevenidas si el
consumo global de sal se redujera a la cantidad recomendada.
Los
países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han comprometido
a reducir el consumo de sal un 30% para 2025 para toda la población. Uruguay,
al igual que varios países de las Américas, respalda la iniciativa.
Reducir
la sal y el sodio en la alimentación no debe significar comer sin sal o sin
sabor. Aunque no tengamos presión alta, es posible bajar el sodio, comer rico y
cuidar el corazón.
Toda sal es
salada…
Ya
sea rosada, blanca, del centro de la tierra o del Himalaya, ya sea de ajo, apio
o con especias: toda sal tiene sodio en su composición. Por más pura o natural
o libre de procesamientos que se la promocione puede tener efecto en la salud,
en especial si tenemos la presión arterial elevada, o tenemos exceso de peso.
Proponemos
reducir su uso, y tener un consumo inteligente.
Proponemos
celebrar la Semana de la Sal, con platos y recetas que nos acompañan en la mesa
todos los días, que nos aporten MENOS SAL, pero ¡MAS SABOR!
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